Gigantes tecnológicos como Apple o Facebook ofrecen a sus empleadas retrasar la maternidad mediante la congelación de óvulos. La polémica llega ahora España tras el acuerdo firmado por varias empresas. Ofrecerán beneficios a su plantilla en la preservación de óvulos. ¿Se trata realmente de un beneficio o de un abuso laboral? ¿Es esto un avance o un claro síntoma de la falta de conciliación familiar? ¿Retrasar la maternidad ha de ser la única opción?
El debate está abierto y ahora ha llegado a nuestro país. La cadena norteamericana NBC destapaba la noticia hace unos años. Facebook y Apple reconocían ofrecer a sus empleadas el pago de la congelación y mantenimiento de sus óvulos.
Aquello levantó una enorme polémica. De poco sirvió la justificación de ambas compañías. Aseguraban que se trataba de un «incentivo» para sus trabajadoras y una manera de mantener el ascenso en la carrera profesional de sus talentos femeninos. Todo en un sector dominado principalmente por hombres. Sólo el 10% de directivos de ambos gigantes tecnológicos son mujeres.
Este «beneficio», les cuesta a las empresas estadounidenses una media de casi 8 mil euros y otros 400 euros anuales por el mantenimiento de los óvulos congelados. De esta forma, aseguran que las empleadas que opten por esta opción no se quedarán embarazadas.
La noticia no tardó en convertirse en viral. El debate es claro: ¿cómo afrontan la maternidad las empresas de hoy en día? ¿Deciden realmente las mujeres cuándo quieren ser madres? ¿O es una manera «extraña» de sugerirles que retrasen el momento lo máximo posible?
La polémica de la congelación de óvulos ofrecida por empresas llega a España
Varias empresas españolas han firmado un acuerdo con el el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) para ofrecer a su plantilla la congelación de óvulos. El convenio contempla una serie de condiciones económicas ventajosas para las empleadas que elijan esta alternativa. Dicho acuerdo, inspirado en las medidas adoptadas por Google, Facebook o Apple, ha traído la polémica a España.
Las empresas españolas -la mayoría con más de 25 mil empleados en plantilla y más de 4.000 millones de facturación- aseguran que se trata de «una ayuda más para permitir planificar la maternidad sin tener ningún condicionante biológico».
El acuerdo se enmarca en una situación que describen como complicada: «conciliar vida familiar y laboral no es fácil, y las mujeres, que son las que tienen el freno biológico, suelen priorizar en planificar la vida laboral«.
Estos «beneficios» incluyen un descuento del 10% en la congelación de óvulos, así como los permisos y horas necesarias para desplazarse y someterse al tratamiento. Por otro lado, los incentivos podrán ser solicitados tanto por las mujeres en la plantilla de la empresa, como por hombres contratados cuyas mujeres opten también por esta opción.
Son muchos los que aseguran que se trata de una medida machista. Algunos sectores muy críticos con el acuerdo señalan que estas políticas sociales dan por sentado que la maternidad implica rendir menos o ser peor trabajadora que los demás, de ahí que haya que retrasar el tener hijos. ¿No sería mejor emplear ese dinero en otras medidas de conciliación?, se preguntan.
¿Es necesario replantear las estrategias de las empresas frente a la maternidad? ¿Cuánto talento femenino se está perdiendo porque la combinación trabajo-familia impide llegar a las mujeres a puestos directivos?
A favor y en contra de la congelación de óvulos ofrecida por empresas
Tal y como apuntaba Harriet Minter, desde The Guardian, las medidas en favor de una conciliación real pasan por bajas maternales bien remuneradas, subsidios por el cuidado de los hijos y horarios laborales dignos. Sin embargo, el mensaje que destilan este tipo de acuerdos puede llegar a ser desolador. ¿Trabajar duro durante los años fértiles y después probar con los óvulos congelados que te ha ofrecido la empresa como «incentivo laboral»?
Frente a los detractores de estas políticas sociales empresariales, encontramos a un sector que las defiende. Multinacionales como Facebook o Apple ofrecen además tratamientos de fertilidad y adopción. Más allá de la congelación de óvulos, insisten en que estas multinacionales contemplan un tiempo para tener hijos – el que el empleado decida -.
Sólo en el año 2014, 3.500 mujeres españolas decidieron congelar sus óvulos. Según la HFEA, 816 mujeres lo hicieron en Reino Unido.
En los últimos cinco años, en España se ha observado un aumento de un 256% en lo que a congelación de óvulos se refiere, según datos del Instituto Valenciano de Fertilidad (IVI).
La realidad es que la fertilidad femenina tiene un límite, situado en la menopausia. A eso hay que añadir que la calidad de los óvulos limita la maternidad complicándola a partir de los 35 años. La preservación de óvulos ayuda a mantener la calidad óptima para usarlos cuando la madre decida.
La falta de políticas sociales más flexibles y medidas para la conciliación lleva a muchas madres a retrasar la maternidad. Algunas mujeres trabajadoras temen también que un embarazo frene sus carreras. Las jornadas laborales maratonianas o la falta de igualdad entre hombres y mujeres en algunas empresas, tampoco ayuda.
¿Existe una verdadera sensibilidad respecto a la realidad que viven muchas mujeres trabajadoras? ¿Es lícito el mensaje de algunas empresas de que el trabajo es lo primero y tener hijos ya vendrá después? ¿Que retrasar la maternidad mediante la congelación de óvulos tiene premio en forma de beneficio económico?
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